jueves, 18 de junio de 2009

Marcos y el Hijo de Dios (Mc 1, 1)

Para muchos, por no decir, que es una convicción largamente aceptada en el ambiente cristiano, Marcos, es el creador del género literario “evangelio”. De hecho, Marcos, usa este término, tal como en el Antiguo Testamento, en la versión de los LXX, se usa para expresar una buena noticia (2 Sa 18,19)[1] Si bien es cierto, el evangelista usa este término para expresar una buena noticia, con una diferencia, la buena noticia es Jesucristo mismo. Porque dice: “Principio del evangelio de Jesucristo” (1, 1)

Y añade: “Hijo de Dios”, un título de Jesús que, en el evangelio marciano tiene tres apariciones. Esta primera vez para referirse al Ungido de Dios. Y, la segunda vez, en la confesión de los espíritus inmundos al notar la presencia de Jesús (3, 11); la tercera vez, cuando el centurión comprobó la manera como murió el condenado que le mandaron crucificar (15, 39).

Sin embargo, estas apariciones del titulo “Hijo de Dios”, son apariciones claves en esta obra marciana. Primero para definir, de alguna manera, el carácter de la obra. Pues, esta no es una obra que recoge meramente hechos históricos. Ante todo recoge, una buena noticia que trae la salvación a todo aquel que cree en Jesucristo, como queda plasmado en los siguientes versículos del primer capítulo de la obra marciana (1, 2ss)

La segunda vez, aparece en boca de un grupo de espíritus inmundos. Surge como si los espíritus hablaran en coro: los espíritus inmundos, al verle, se arrojaban a sus pies y gritaban, diciendo: «Tú eres el Hijo de Dios» Se puede intuir que con esto Marcos esta diciendo que la lucha de Jesús, es con los demonios, y ahora, están siendo vencidos por la sola presencia de Jesucristo.

La tercera vez, ocurre en boca del centurión romano: “En verdad este hombre era Hijo de Dios”. Pues, al morir Jesús el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo.

La pedagogía de la ironía divina, esta vez, indica que los que en primer lugar debían acoger al Ungido de Dios, ponen en duda las acciones de Jesús, estos son los fariseos y los sumos sacerdotes. Ellos creían que las maravillas que actuaba Jesús, curando a los enfermos y expulsando a los demonios los realizaba por obra del mismo demonio.

Desde nuestro modesto punto de vista son clave, puesto que este evangelio fundamentalmente va dirigido a gente que se une al cristianismo habiendo sido gentiles, es decir, no judíos. Es decir, para ser cristianos no hay que pasar por el tamiz de ser judíos. Lo único y más importante es creer en Jesucristo aceptarlo como Salvador, como Hijo de Dios. Más adelante Marcos dará razones para aceptar que en verdad Jesús es un enviado de Dios.
Una última palabra: ¿Quién es Jesucristo? Es el Ungido de Dios. Un Ungido en el Antiguo Testamento está llamado a ser rey, como Saúl y especialmente como David, el prototipo de rey en la mentalidad judía. Un Ungido es un elegido por Dios. Y Jesús es verdaderamente rey, no obstante que muere irónicamente como un falso rey.
Este evangelio inicia partiendo la historia en dos, antes de Jesucristo y después de Jesucristo. Después de Jesucristo viene la salvación largamente esperada, viene la enseñanza verdadera, pues, Jesús enseña con autoridad. Antes de Jesucristo solamente hay espera y confusión de como será en realidad cuando el Ungido de Dios aparezca en la historia. Y, cuando aparece, causa admiración en la gente de a pie, en cambio en la gente importante y sabia causa rechazo.
[1] Cf. Usos similares del término en: Gn 29. 13; 37, 14; 1 Sa 17, 18; 2 Sa 4, 10.14; 18, 19.20.25.26.27.31; 1Re 1, 42; 2.28; 2Cro 34, 16; Psal 112,7; Pro 15, 30; Jer 49, 23; 50, 43; Ez 24, 26; Nah 3, 19; Mt 28, 8; 1Tes 3, 6.

miércoles, 17 de junio de 2009

EL HIJO DEL HOMBRE EVANGELIO DE SAN LUCAS

El Evangelio de San Lucas, está compuesto por 22 capítulos, en los que se puede distinguir un esquema básico referido al kerigma: Jesús nace, predica, sufre la Pasión, Muere y Resucita.
En la primera parte se nota el interés del autor en subrayar como fue el nacimiento de Jesús por obra del Espíritu Santo; un rasgo particular es que la genealogía de Jesús se extiende hasta Adán, lo cual lo diferencia del Evangelio de San Mateo que propone una genealogía que parte desde Abraham y termina en Jesús. Tal vez con ello el evangelista quiere subrayar el destino de la Buena Noticia como veremos en seguida.
En la segunda parte se abre el ministerio público de Jesús en el territorio de Galilea. Pero antes, Juan el Bautista surge como el precursor de Jesús y lo más importante que realiza es el Bautismo de Jesús, acto en que el Espíritu Santo baja sobre Jesús.
El relato prosigue con las tentaciones sufridas por Jesús a manos del demonio. De hecho Jesús sale victorioso. La misión de Jesús comienza con la proclamación de un pasaje del rollo del profeta Isaías, algo que servirá como una agenda para Jesús: levar la buena nueva a los pobres, libertad a los cautivos, la vista los ciegos, la libertad a los oprimidos. Todo lo hace con el poder del Espíritu.
Jesús se presenta a sí mismo como el Hijo del Hombre. El Hijo del Hombre actúa como un antisistema, sobre todo por juntarse con los más pobres y desvalidos, los pecadores, los cobradores de impuestos, como dueño del sábado para obrar el bien, pide a sus discípulos amar incluso a los enemigos, todo esto en contraposición a los Maestros de la Ley y a los Fariseos.
Lo que resulta es que la mayoría de los que lo siguen no son precisamente los judíos notables sino los sencillos y entre ellos algunos extranjeros. Otro dato importante es que favorece a las mujeres dándoles salud, como el caso de la suegra de Pedro, resucita al hijo de una viuda, valora la obra de una pecadora pública, hay unas mujeres que le acompañan y le sirven con sus propios bienes, resucita a la hija de Jairo, Marta y María le acogen en su casa, elogia la limosna de la viuda, las mujeres son las primeras en saber la noticia de la resurrección. En suma la mujer es destinataria del Evangelio y de alguna manera las primeras que comunican la Buena Nueva de la resurrección. La prédica va complementada con el uso de las parábolas y curaciones prodigiosas.
En la tercera parte, esa misma obra comenzada en Galilea, prosigue en Samaria camino a Jerusalén. Realiza varias señales prodigiosas y envía a predicar primero a los doce apóstoles y después a setenta y dos discípulos, que hacen las mismas obras realizadas por el Señor y maestro.
Hay algo interesante los títulos que se endilgan hasta de la boca del demonio “Hijo de Dios Altísimo”, los discípulos desde luego lo llaman Maestro, Pedro lo llama Cristo de Dios. El mismo al dirigirse a Dios lo llama “Padre”.
A partir del capítulo 18, comienza la cuarta y última parte, Jesús llega a Jerusalén y realiza su entrada triunfal montado en un burro que nadie ha montado. Allí en el centro de la religión judía, Jesús tiene varios desencuentros con los Maestro de la Ley, los Fariseos y los Sacerdotes. Judas lo traiciona, realiza la última cena con sus apóstoles, ora en el huerto de Getsemaní, es procesado tanto por el poder Religioso como por el poder Político. Los judíos lo manda a crucificar a manos de Pilato. Jesús muere y resucita al tercer día como lo había anunciado hasta en tres ocasiones. Jesús resucitado aparece a sus discípulos en varias ocasiones.
Lo que queda es que este evangelio no es único sino tiene un complemento en un segundo libro del mismo autor llamado Hechos de los Apóstoles. Otro nota importante es que el autor se presenta como alguien que antes de escribir se ha documentado seriamente y quiere presentar los hechos en forma ordenada.
La actualidad de este libro es que se presenta como un libro que sirve como guía al discípulo e invita a continuar la obra comenzada por Jesús con la fuerza del Espíritu Santo.