viernes, 12 de julio de 2013

MÉTODO VER JUZGAR ACTUAR

Según Raul Biord Castillo, SDB, en un Artículo titulado como "Ponderación teológica del método, Ver Juzgar, Actuar", (cf. Conferencia dictada en las XXII Jornadas de Teología y Reflexión, Criterios para efectuar un discernimiento cristiano de una situación histórica, 23 de marzo de 2004)  este método hunde sus raíces en el método de revisión de vida, surgido en el seno de las propuestas pastorales de la Juventud Obrera Católica (JOC) que animaba el P. Joseph Cardijn en la década de los treinta del siglo XX, y que posteriormente la Revisión de Vida, fue asumida por la Acción Católica.
Pero, desde mis observaciones y lecturas que vengo realizando desde hace algún tiempo, de diversos pasajes bíblicos, puedo afirmar, sin temor a equivocarme, que éste método, más bien, tiene sus orígenes en las páginas de la Biblia, los textos provienen tanto del Antiguo Testamento como del Nuevo Testamento.
En el capítulo 12 de 2 Samuel (que data aproximadamente de la primera mitad del s. VII a.C), hay un ejemplo que puede servir para presentar el método: el Profeta Natán por mandato del Señor, comparece ante el Rey David para contarle la historia de dos hombres, uno rico y otro pobre, el hombre rico poseía muchos rebaños de ovejas y bueyes, sin embargo, debiendo convidar una oveja a uno de sus amigos que le visitaba, y no queriendo perder una oveja o un buey para invitar a su amigo, en vez de tomar una de sus muchas ovejas y bueyes, manda a coger de la casa del hombre pobre la única oveja que poseía, para ofrecerle a la visita. Entonces, el rey David dijo: "ese hombre debe morir". El profeta le contesta: "Ese hombre eres tú". A David no le queda otra que reconocer que ha pecado contra el Señor.
El ver está en que había dos hombres: uno rico y otro pobre. El juzgar, está en que David sentenció que ese hombre debía morir. Y, el actuar está en que David reconoció que había pecado.
También en el capítulo 38 del Génesis hay otra historia: Judá, tenía 3 hijos. El primero, llamado Er, se casa con Tamar y por haber pecado, Yahveh lo hace morir. Por la ley del levirato Judá entregó a Onan su segundo hijo a Tamar, pero como Onan sabía que los hijos nacidos de esta unión no iban a ser suyos sino de su hermano fallecido, cuando tenía relaciones sexuales con Tamar, eyaculaba en tierra, conducta que el Señor reprobó y, también lo hizo morir. Judá al ver la situación no quiso entregar a su tercer hijo, llamado Sela, por temor a que éste también pudiese morir. Judá pidió a Tamar que se fuese a casa de sus padres hasta que Sela alcanzara la mayoría de edad para tomarle como esposa. Pero, Judá, habiendo Sela alcanzado la mayoría de edad no le entregó a Tamar.
Un día avisaron a Tamar,  que su suegro iba a un monte para esquilar a su ganado, ella se quitó el traje de viuda, vistiéndose de prostituta se puso al borde del camino por donde iba a pasar Judá. Quien al ver a la mujer, le pide acostarse con ella. La mujer le responde: ¿Qué me das a cambio? Judá dijo: a mi regreso te enviaré un cabrito. Tamar respondió: Sólo si me dejas una prenda hasta enviármelo. Judá dijo: ¿Qué quieres que te deje? Ella respondió: El anillo del sello con la cinta y el bastón que llevas. Se los dio, se acostó con ella y quedó embarazada. Los vecinos no tardaron en comentárselo a Judá: "Tu nuera, Tamar se ha prostituido y está embarazada".
Ordenó Judá: Que la saquen afuera y la quemen. Ella dijo a sus captores: "El dueño de estos objetos me ha dejado embarazada" Los reconoció Judá y dijo: "Ella es inocente y no yo".
Se cree que la redacción final del Génesis se dio en la segunda mitad del siglo V a.C.
En estos dos casos se puede reconocer los tres pasos del método VER, JUZGAR, ACTUAR.
Así, en el Antiguo Testamento, hay muchos otros textos que reúnen: Un hecho de vida. Un juicio, y una Acción o toma de actitud diferente a la del inicio. Incluso el libro del profeta Jonás tiene este esquema metodológico.
De igual modo, en el Nuevo Testamento hay un sinnúmero de textos que transparentan este esquema metodológico.
A modo de ejemplo, el capítulo 15 de Lucas, contiene tres parábolas. La de la Oveja perdida, la de la Dracma perdida y la del Hijo perdido.
Tomando la primera parábola, se comprueba el momento del Ver: hay un hombre que tiene cien ovejas; Juzgar: habiendo perdido una de ellas, deja las noventa y nueve en el campo, va en búsqueda de la que se había perdido; el Actuar: habiéndola encontrado, se la echa a los hombres contento, llega a su casa, llama a sus amigos y les dice: Alégrense conmigo porque encontré a la oveja perdida. Jesús, concluye la parábola, diciendo: así habrá más fiesta en el cielo por un pecador que se arrepienta, que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentirse. El mismo esquema tienen las dos parábolas subsiguientes.
De esta manera se puede concluir, que el método Ver, Juzgar, Actuar, fue conocido y utilizado tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento para enseñar en el Templo o en la Sinagoga. De hecho también fue empleado en la comunidades cristianas nacientes, tal como se puede comprobar en el discurso puesto en boca de Pedro, después del grandioso evento de la venida del Espíritu Santo, en el día de Pentecostés, te invito a comprobarlo en el capítulo 2, 14-41 de Hechos de los Apóstoles.